El trabajo de los detectives privados, que habitualmente ofrecían sus servicios a particulares en el contexto de sus relaciones sentimentales, está cambiando. El número de los habituales encargos en los que una parte contrataba a un detective para seguir a su pareja y confirmar si estaba cometiendo una infidelidad ha descendido, probablemente debido a que actualmente hay más gente que prefiere “no saber” ante la imposibilidad, principalmente por motivos económicos, de tomar una decisión en consecuencia.
Sin embargo, los detectives están teniendo cada vez más casos en el contexto posterior a una separación o divorcio. A la cabeza de los motivos que llevan a contratar detectives se encuentran las pensiones compensatorias, desde dos perspectivas: mujeres que persiguen un mejor conocimiento de la situación económica de su ex-pareja, que no cumple con lo acordado o decidido por el juez, u hombres que buscan demostrar que su ex-esposa percibe ingresos no declarados, mientras él tiene que pasarle la pensión correspondiente.