Pueden existir muchas razones que llevan a una persona a contratar a un detective privado, desde problemas en el ámbito familiar, hasta conflictos laborales o asuntos empresariales. Sin embargo, existen tres ideas principales a tener en cuenta, comunes en todos los casos, para tomar la decisión definitiva de contratar a un investigador privado.
1. La objetividad del detective privado
Ante una sospecha y las dudas habituales en torno a ella, el detective se perfila como un profesional totalmente imparcial y objetivo, testigo de un determinado hecho, que con su informe y sus conclusiones ayudará a inclinar la balanza de la incertidumbre hacia uno u otro lado.
2. Las pruebas de los investigadores
Las evidencias gráficas obtenidas por el detective privado resolverán de forma inequívoca los interrogantes surgidos en torno al problema y podrán ser aportadas y ratificadas en procesos judiciales en los casos en los que sea necesario.
3. Relación coste-beneficio
Aunque la contratación de servicios de investigación privada parece suponer un coste, el beneficio que sus conclusiones reportan posteriormente, tanto a nivel personal como económico, siempre supera la inversión realizada.